La gerencia del riesgo es la forma de dar un enfoque estructurado a la incertidumbre nacida de una actividad determinada en el contexto en el que se desenvuelve. Viene a estudiar toda situación de riesgo al que se ve expuesto el ente en estudio con el objetivo de manejar los datos obtenidos a niveles gerenciales o departamentales y así, sean una herramienta activa de la toma de decisiones y planes estratégicos.

De hecho, la propia acción de la gestión del riesgo es algo totalmente inherente a la actividad de la alta dirección, pero con la particularidad de que en el ámbito de la mediana o pequeña empresa, autónomos o incluso grandes empresas, la especialización para la obtención y manejo de estos datos en cada uno de sus ámbitos es del todo imposible pues requiere un coste no apto para estas estructuras empresariales.

Es en este contexto donde el sector asegurador pone a servicio de la sociedad la generación de productos aseguradores estandarizados y diseñados para atender las necesidades de traspaso parcial de riesgos de una enorme masa de clientes de “similares características”. Por tanto, son las propias compañías aseguradoras las que se encargan de gestionar de forma activa el riesgo al que está expuesta la persona y es aquí donde indudablemente se genera un amasijo entre los intereses corporativos de la parte aseguradora, la calidad de un producto confeccionado de forma unilateral, así como su adecuación al momento y a la persona.

Además, el actual sistema de formalización y distribución de contratos de seguro y las exigencias y condicionantes del contrato de seguro, son elementos que en la distribución se pudieran considerar como el aceite y el vinagre. Es extrañamente difícil verlos mezclados, cuando extrañamente el contrato es en mayor parte condicionantes y exclusiones. La realidad es que una distribución bajo normativa aplicable pone a toda tu disposición la información suficiente, pero la realidad es que no se estudia por parte del consumidor y la complejidad del producto implica que solo un especialista en la materia puede llegar a vislumbrar el alcance de la póliza.

Y es en este punto donde Fair Risk Directed acerca a sus clientes el concepto de la gestión del riesgo para su toma activa de decisiones.   Y es que ponemos al servicio de nuestros clientes la imparcialidad de estudio del riesgo y estudio del mercado que solo te puede ofrecer un Corredor de Seguros y además desde una base de asesoramiento técnico que tan solo un Titulado con prolongada experiencia en la gestión y peritación de siniestros en el entorno asegurador puede dar.

Estudiamos de forma pormenorizada la actividad del cliente y sus características, evaluamos los riesgos que emanan de sus acciones, identificamos los riesgos asegurables y no asegurables y en especial aquellos aparentemente asegurados pero que realmente no se encontrarían bajo el amparo de la póliza, exponiendo los puntos más destacables, exclusiones más lesivas, posibles ambigüedades en las interpretaciones del contrato y evaluando el grado real de exposición al riesgo que tan solo un especialista en la materia y técnico en el área de la actividad a asegurar que ha perfilado al cliente y empatizado con el mismo, puede realmente ofrecer.

Así pues y una vez conocido al cliente y su situación, recomendamos productos aseguradores concretos, negociados con las compañías aseguradoras puntos críticos de riesgo, se sugiere la minimización de riesgos mediante el aporte de medidas preventivas para elementos de riesgos no asegurables y se efectúan recomendaciones de carácter crítico para el correcto funcionamiento del contrato de seguro a través del correspondiente informe.

Todo ello con el único objetivo de dar realmente al cliente un grado de seguridad que no da el actual sistema de distribución de seguros.